XX Domingo del Tiempo Ordinario
Escritura y enseñanzas de la Iglesia primitiva sobre la Eucaristía
Proverbios 9:1-6 | Salmo 2-3, 10-15 | Efesios 5:15-20 | Juan 6:51-58
Enraizados en la Sagrada Escritura y afirmados por los Padres de la Iglesia primitiva como San Ignacio de Antioquía (muerto c. 108 d.C.), quien describió apasionadamente la Eucaristía como la "carne de nuestro Salvador Jesucristo" (Carta a los Efesios, 20:2), exploramos los fundamentos escriturales, teológicos e históricos que afirman la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía.
Las Escrituras, particularmente Juan 6:51-58 y Mateo 26:26-28, presentan inequívocamente los elementos Eucarísticos como el cuerpo y la sangre de Cristo a través de sus palabras literales: "Esto es mi cuerpo" y "Esto es mi sangre." Los Padres de la Iglesia primitiva afirmaron esta comprensión varias veces. San Justino Mártir (c. 100-165 d.C.) elaboró en su Primera Apología, describiendo el pan y el vino transformados en el cuerpo y la sangre de Cristo, nutriendo espiritualmente a los creyentes (Primera Apología, 66). San Ireneo de Leon (c. 130-202 d.C.) defendió la presencia real de Cristo contra las interpretaciones gnósticas, afirmando que los elementos Eucarísticos son verdaderamente el cuerpo y la sangre de Cristo (Contra las Herejías, Libro 4, Capítulo 18). San Cirilo de Jerusalén (c. 313-386 d.C.) detalló la Eucaristía en sus Catequesis, enfatizando su papel en impartir el perdón de los pecados y la vida eterna (Catequesis, 22:1-4).
En Juan 6, el cambio del verbo griego "phagein" (comer) a "trogein" (masticar o roer) ocurre durante el discurso de Jesús sobre el Pan de Vida. En el discurso, Jesús comienza contrastando el maná que comieron los israelitas en el desierto con el verdadero pan del cielo, que Él identifica como Él mismo. Primero usa la palabra "phago" (comer) para describir este acto en términos generales. “Sus padres comieron (phago) el maná... Yo soy el pan vivo que descendió del cielo. El que coma (phago) de este pan vivirá para siempre” (Juan 6:49-51). Los judíos se sorprenden por esta declaración, y en lugar de aclarar que solo era una metáfora, Jesús intensifica su lenguaje para demostrar la realidad de lo que está diciendo. En el versículo 54, la palabra "comer" cambia de "phago" (comer) a "trogo" (masticar/roer), enfatizando la realidad de consumir su carne y sangre, “los que comen (trogo) mi carne y beben mi sangre... el que come (trogo) este pan vivirá para siempre” (Juan 6:54-58).
Reflexionando sobre el significado del uso por parte de Jesús de la palabra griega "trogon" en Juan 6:54, este lenguaje vívido profundiza la apreciación de la Eucaristía como un encuentro tangible con el sacrificio de Cristo, afirmando su realidad más allá del mero simbolismo y su significado visceral en la creencia cristiana primitiva. La Eucaristía, por lo tanto, se erige como el corazón sacramental del culto cristiano, donde los creyentes participan del verdadero cuerpo y sangre de Cristo, uniéndose íntimamente con su Salvador y nutriendo sus almas hasta la vida eterna.
Únete a nosotros para nuestra entrega final, donde celebraremos una Misa de enseñanza, demostrando cómo todos estos conocimientos teológicos, escriturales e históricos convergen en nuestra Liturgia.