Solemnidad de la Santísima Trinidad
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11, 28-29). El Señor nos invita a encontrar paz y alegría en Él este domingo mientras reservamos tiempo para adorar y descansar.
Preparar
Sabbat proviene de la palabra hebrea "Shabat", que literalmente significa "detenerse". Santificar el domingo no es solo un mandamiento, sino una invitación. Una invitación del Señor para detener nuestro trabajo, dejar de preocuparnos, dejar de luchar. Una oportunidad para descansar y renovarse. Una oportunidad para reenfocarse en las cosas que realmente importan: el Señor, la familia, la comunidad. En nuestra cultura, el domingo se ha convertido en un día para "ponerse al día" con todo lo que no se hizo durante la semana, y el tiempo que queda se ve a menudo como una oportunidad para "adelantarse" la próxima semana. Pero nosotros los cristianos tenemos la oportunidad de recordar lo que significa guardar el domingo. Durante esta pandemia, el Señor nos está llamando a sí mismo, ofreciéndonos la oportunidad de reclamar el regalo del domingo, recordándonos nuevamente lo que significa "santificarlo".
Un principio básico para observar el día de reposo es hacer cosas que puedan considerarse "descanso" o "adoración". Aquí hay algunas ideas que puede tomar en cuenta para adentrarse en el día de reposo. Tal vez elija solo una cosa para enfocarse este domingo, luego el próximo domingo mantenga esa práctica y desee agregar una segunda. Y luego, el próximo domingo, agregar una tercera, para que lentamente con el tiempo comience a entrar en este gran regalo del domingo cada vez con más profundidad.
Mantenga al Señor como el centro de todo: lea las lecturas de la misa con anticipación, participe en la misa, haga más tiempo para la oración, pase un tiempo extra en silencio enfocándose en el Señor.
Trate de no trabajar: resista el impulso de revisar su correo electrónico o ponerse al día con algunas cosas y dejarlo para el lunes.
Planifique con anticipación: asegúrese de lo que debe hacerse antes del domingo, así que planifique el resto de su semana para asegurarse de lavar la ropa, ir de compras, etc., de modo que no tenga que hacer nada de eso el domingo
Pase el día "sin pantalla": trate de mantenerse alejado de las redes sociales, las noticias de Internet y su teléfono tanto como sea posible. Si no puedes hacerlo todo el día, intenta ir por al menos unas horas
Sea intencional con los demás: si vive con otros (es decir, familia, compañeros de cuarto), ¿hay algo que puedan hacer juntos como jugar o ir de excursión? Si vive solo, ¿puede comunicarse con un buen amigo y ponerse al día?
Trate de no estar ocioso, y evite actividades de entretenimiento: intente hacer cosas que den vida; Mirar en exceso un programa favorito o jugar videojuegos durante horas rara vez deja a alguien con un nuevo entusiasmo por la vida. Lea un buen libro, salga a caminar, desarrolle un pasatiempo.
PARTICIPAR
“Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en miedo de ellos” (Mateo 18, 20)
Todos los domingos estamos llamados a “santificar el día del Señor” y, aunque puede parecer diferente en este momento, todavía nos uniremos como una comunidad de Santa Ana a través del don de la tecnología.
LITURGIA DE LA PALABRA
CONTRIBUIR
Tómese unos minutos para donar a la parroquia de Santa Ana. Por favor, sea generoso tomando esta acción como un acto de fe durante estos tiempos difíciles. Puede donar en línea:
Después de contribuir, encuentre una forma de ser generoso con usted mismo durante este momento difícil para nuestro mundo.
PROCESAR
“Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo...” (Mt 28, 18-19).
El Evangelio de Mateo termina con este pasaje proclamado en la Misa de hoy, a menudo es llamado la Gran Comisión. Jesús dice a las personas que le habían seguido durante estos tres años, quienes habían llegado a creer que era realmente el Hijo enviado por el Padre, que habían sido testigos de su resurrección, que ahora deben salir. Así como Él había sido enviado por el Padre para reconciliar al mundo con Dios, ahora los envía por la misma razón. ¿Por qué? Porque a través de su participación en la Última Cena, han comenzado a compartir Su vida.
San Pablo escribiría unos años después de esta Gran Comisión: "Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí" (Gálatas 2,20). Y si ellos habían sido incorporados al cuerpo mismo de Cristo por su participación en su carne, nosotros también somos incorporados. Jesús emite esta Gran Comisión no sólo a un pequeño grupo de judíos palestinos hace 2000 años. Nos lo dice a nosotros. Tanto ellos como nosotros, que fuimos discípulos, ahora somos formadores de discípulos, llamados a bautizar y enseñar.
Esa llamada a bautizar significa ante todo la invitación a traerlos al sacramento del bautismo. En el bautismo, la Iglesia borra el pecado original, o la "herida original", como le gusta llamarlo al padre Mike Schmitz, e imparte la vida de la gracia de Cristo (véase el párrafo 405 del Catecismo). Puede ser útil considerar otro significado del bautismo. La palabra misma proviene de una palabra griega que significa "inmersión", refiriéndose a la práctica de sumergir a la persona bajo el agua. Este signo externo también señala la realidad invisible de la inmersión de la persona en la vida de la Trinidad. Como discípulos de Jesús ahora enviados como formadores de discípulos, estamos llamados a sumergir a todo el mundo en la vida de la Trinidad. A empapar todo lo que nos rodea en el amor de Dios que ha sido puesto en nuestros corazones en el bautismo. A llenar la vida de los desconocidos con la Vida y el Amor mismo.
San Pablo nos recuerda en nuestra segunda lectura que hemos "recibido el espíritu de hijos adoptivos" (Romanos 8,15). Ahora, por nuestro bautismo, estamos inmersos en la vida familiar de la Santísima Trinidad como hijos de Dios, equipados para nuestra misión como "coherederos de Cristo" que son "conducidos por el Espíritu" (Romanos 8,17 y 14). Dios, nuestro Padre, lo ha elegido a usted, específicamente a usted. No se cansa de buscarlo y de volver a elegirlo. Y multiplicará todo lo que usted le entregue. Si ha pasado un tiempo desde la última vez que se permitió sumergirse en la inmensidad del amor de Dios, si ha permitido que las distracciones se interpongan en el camino de ser consumido por Su fuego, entonces tómese unos minutos ahora. Respire Su Amor profundamente en su alma. Permita que Él se mueva profundamente en usted para que pueda salir y hacer discípulos de todas las naciones.
PRÁCTICA
Dios ha preparado buenas obras para que las hagamos. Imagine el impacto transformador si toda nuestra comunidad abandonara sus "zonas de confort" y saliera intencionadamente al encuentro de los hambrientos, los rotos y los perdidos. Estamos llamados a ser sus embajadores y a buscar el bien para los demás a través de nuestras familias, en nuestros lugares de trabajo y con nuestros amigos. También estamos invitados a servir a los demás en Santa Ana y a servir localmente en nuestra comunidad.
Nuestra práctica esta semana es ser una imagen del amor de la Trinidad que se entrega en el mundo, haciendo un compromiso concreto para servir a los demás de una manera significativa. Esto podría ser por su cuenta (como ayudar a un vecino o a un familiar), o podría ser a través de una oportunidad de servir en Santa Ana o en nuestra comunidad local. Nuestro sitio web tiene nuevas oportunidades de servicio para que usted explore, desde ayudar con nuestro Ministerio de Alimentos hasta las diversas opciones de servicio de nuestra asociación con Caridades Católicas de Dallas. Su oportunidad de servir a los demás le espera en parroquiastaana.org/servir.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR
Piense en cómo puede continuar reflexionando sobre la palabra de Dios para usted esta semana y cómo puede invitar a otros a participar en una conversación. Puede utilizar las preguntas a continuación para una reflexión personal o para crecer con otros. ¡Sea creativo! Podría considerar reunirse con amigos y familiares, o comenzar un grupo por mensajes de texto, o un grupo por vídeollamada, para conversar sobre las preguntas a continuación.
¿Qué le llama la atención de las lecturas de esta semana? ¿Qué le podría estar diciendo Dios en este momento?
¿Está participando en la Novena al Espíritu Santo? ¿Ha tenido alguna revelación/inspiración que ha nacido de la Novena?
En esta solemnidad de la Santísima Trinidad nos alegramos del misterio de nuestro Dios Único que es Tres Personas. ¿Ha escuchado alguna explicación de la Trinidad que le haya ayudado a crecer en su comprensión de este concepto?
El Catecismo de la Iglesia Católica (un gran libro que habla de lo que la Iglesia Católica enseña) dice: "Al enviar en la plenitud de los tiempos a su Hijo único y al Espíritu de Amor, Dios revela su secreto más íntimo; Él mismo es una eterna comunicación de amor: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y nos ha destinado a participar en Él." (CIC 221). ¿Qué opina al respecto?
¿Hay alguna Persona de la Trinidad con la que le resulte más fácil relacionarse (Padre, Hijo o Espíritu Santo)? ¿Hay alguna con la que le resulte más difícil relacionarse?
La primera lectura y el Salmo hablan de ser elegido por Dios y la segunda lectura habla sobre ser adoptado por Él. ¿Le resulta difícil sentir que ha sido elegido por Dios para ser su hijo o hija? ¿Cómo podría cambiarnos eso si viviéramos de esa manera cada día?
El Evangelio nos dice que los discípulos adoraban pero dudaban. ¿Qué tipo de dudas cree que podrían tener?
Este domingo escuchamos la "Gran Comisión", el mandato de ir y hacer discípulos que también comentamos en la solemnidad de la Ascensión. ¿Ha reflexionado sobre esta llamada en estas dos semanas?