Santos Bajo la Cúpula: Sts. Luis y Celia Martin

¿Quiénes son los padres de quien San Juan Pablo II llamó "la Santa más grande de los tiempos modernos"?

Los santos Luis y Celia Martin, padres de Santa Teresa de Lisieux, son famosos por ejemplificar la sencillez de la santidad en el matrimonio y la vida familiar. Ahora que se acerca su fiesta, el 12 de julio, es importante saber por qué la parroquia de Santa Ana quiere añadir a esta hermosa pareja bajo la cúpula de los Santos pintados para la campaña Trascender.

La familia Martin vivió a finales del siglo XIX, una época de inestabilidad política e industrial, en cierto modo similar a la que vivimos nosotros. Es posible que social y culturalmente hubiera sido mejor criar una familia que se alineara con los signos de los tiempos, pero Luis y Celia estaban tan convencidos de su fe católica que criaron a cinco hijos en la fe, todos los cuales acabaron ingresando en la vida religiosa.

Luis, relojero, y Celia, empresaria de un taller de bordados, trabajaron incansablemente para mantener a sus hijos, pero también para dar a los necesitados. Lo que es notable es la valentía de esta familia que, después de 19 años de matrimonio, en medio de la crisis económica de Francia, trató de asegurar el bienestar y el futuro de sus hijos. Encontraron la fuerza para dejar Alençon y trasladarse a Lisieux, de manera similar a muchas personas hoy, "emigrantes," en busca de una vida mejor y una esperanza más concreta.

Desde fuera, parecían la familia perfecta. Siempre estaban rezando, yendo a Misa todos los días, confesándose con frecuencia y derramando continuamente el amor de Dios en su familia. Sin embargo, se enfrentaron a muchos retos. Luis y Celia perdieron cuatro hijos en la infancia, se enfrentaron a dificultades económicas y tuvieron que perseverar fielmente mientras que Celia fue diagnosticada de cáncer. La muerte de Celia causó una gran tristeza en la familia. Como consecuencia, Luis se encontró solo para criar a su familia: su hija mayor tenía 17 años y la menor, Thérèse, sólo cuatro y medio.

Luis siguió educando a su familia en la fe y luego acompañó a tres de sus hijas a entrar al convento. El mayor sacrificio fue separarse de Teresa, que entró en el Carmelo a los 15 años. Además, sufrió muchos problemas de salud que le hicieron perder gradualmente sus facultades mentales. A pesar de todo, permaneció fiel en su búsqueda de la santidad. 

En medio de tantas pruebas y dificultades, nos enseñan que

“la mayor libertad no está en el ejercicio ciego de nuestra propia voluntad y deseos egoístas, sino en someternos (por paradójico que parezca) a la voluntad del Padre que nos ama y cuida profundamente de nosotros.”

(Resumen - Medium). 

Trascender

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