Trigésimo Domingo del Tiempo Ordinario

A menudo nos enfrentamos a la tentación de complicar demasiado la vida espiritual. Nos preocupamos si lo que hacemos agrada a Dios y nos creamos estrés al preocuparnos de qué tan bien estamos siguiendo Su voluntad. El Evangelio de este domingo nos enseña que seguir a Cristo es en realidad bastante sencillo. En medio de muchos mandamientos, enseñanzas y preceptos de la Iglesia, Jesús enseña que todo se reduce a dos cosas: amar a Dios y amar al prójimo. San Agustín dijo una vez: "Ama a Dios y haz lo que quieras". En otras palabras, si realmente amas a Dios con todo tu corazón, no tienes que preocuparte por los detalles.

Aunque es sencillo, seguir a Cristo no siempre es fácil. Pero alabado sea Dios, no tenemos que depender de nuestras propias fuerzas. El salmo responsorial reza: “Te amo, oh Señor, mi fortaleza”. Dios es quien derrama todo en nosotros para que a su vez podamos devolvérselo a Él y a los demás. Al hacerlo, manifestamos el amor de Dios al mundo a través de nuestro amor por nuestro prójimo.

¿Soy generoso en mi amor por Dios y por mi prójimo o reprimo partes de mí mismo?

¿Cuál es un acto concreto de amor que puedo hacer por Dios esta semana?

¿Cuál es un acto concreto de amor que puedo hacer por mi prójimo esta semana?

St. Ann ParishComentario