Primer Domingo de Adviento
Todos hemos probablemente experimentado el pánico de nuestros padres o esposo/a regresando a casa, solo para darnos cuenta de repente de que las tareas que nos han pedido hacer aún no se han completado. Rápidamente, corremos por la casa tratando de hacer todo antes de que lleguen para que podamos presentarnos como ordenados, y no decepcionar a nuestros seres queridos. Es fácil entonces proyectar esta experiencia humana al Señor, especialmente después de que Jesús les dice a sus discípulos en el Evangelio de hoy: “¡Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el momento!” (Marcos 13:33). ¿Sin embargo, qué pasaría si Dios tuviera más para nosotros este Adviento que solo una preparación apresurada o temerosa de Su venida?
Jesús ya conoce las maneras en que todos somos impuros, y ya sabe dónde se han desviado nuestros corazones de su amor (Isaías 64:6). Y sin embargo, Él no está sorprendido de o repulsado por nuestro quebrantamiento, porque nuestro Creador es más consciente de nuestro propio desorden que nosotros. Por lo tanto, no tenemos nada que temer cuando comenzamos a preparar nuestros corazones para Su venida. De hecho, es la misma alegría del Evangelio que el Rey del Universo escogió entrar en la humanidad al nacer en un simple pesebre. Del mismo modo, el Señor desea morar en el desorden y quebrantamiento de nuestras propias vidas y corazones.
En este Adviento, somos libres de esperar y prepararnos - no con miedo - sino con gozosa anticipación de la venida de Jesús. Podemos prepararnos para recibirlo, sabiendo que nunca es tarde para que el Señor transforme lo ordinario. No hay corazón, no hay familia, no hay comunidad demasiado quebrado para que él pueda entrar, solo necesitamos darle permiso para hacerlo.
Cuando lees el versículo - “velen y estén preparados” - ¿sientes un temor apresurado o una preparación gozosa?
¿En qué área de tu desorden quiere Jesús que lo invites este Adviento? (Relaciones difíciles, inseguridades, adicciones, tentaciones, etc.)
¿Cómo podemos hacer espacio para que el Señor nos moldee como Su barro en este Adviento? (Tiempo en silencio, leyendo las Escrituras, disminución del ruido en nuestras vidas, etc.)