26 Domingo del Tiempo Ordinario
Números 11:25-29 | Salmos 18:8, 10, 12-14 | Santiago 5:1-6 | Marcos 9:38-43, 45, 47-48
Nuestras palabras y acciones son poderosas. Las lecturas de hoy revelan la importancia de lo que decimos y hacemos. Cuando trabajamos en contra de la voluntad de Dios, podemos crear consecuencias duraderas para nosotros mismos y para quienes nos rodean.
Jesús proclama enérgicamente en la lectura del Evangelio que “Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela”. Aunque la afirmación es una exageración que utiliza un lenguaje fuerte e hiperbólico, nos indica que tenemos que tomarnos en serio lo que hacemos. El Señor desea nuestro bien, y quiere que elijamos el camino que nos lleva a casa, a Él. Por esta razón, Jesús afirma que es mejor vivir sin las cosas que nos llevan al pecado si esas cosas nos están alejando del Cielo.
Tal vez la música que escuchas, las personas de tu círculo social, los programas que ves, las noticias que consumes o los libros que lees no son intrínsecamente pecaminosos, pero es importante que te preguntes si notas una diferencia en tus acciones a causa de ellos. Tal vez hay cosas que Dios te está pidiendo que dejes para amarlo mejor a Él y a los que te rodean.
1. Piensa en cómo pasas tu tiempo cada semana. ¿Hay oportunidades de pasar más tiempo sirviendo a otros, creciendo en oración, o conectando más profundamente con los que te rodean?
2. ¿Cuáles son algunas de las cosas que necesitas "cortar" que podrían estar alejándote de Dios?
3. Practica decir no esta semana. Encuentra algo de lo que puedas ayunar durante los próximos días para ayudarte a crecer en disciplina.