Quinto Domingo del Tiempo Ordinario

Quinto Domingo del Tiempo Ordinario

Jesús dijo a sus discípulos: “Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor?
— Mt 5,13

La sal y la luz son dos poderosas imágenes de lo que significa ser seguidores de Jesús. La sal conserva los alimentos y aumenta su sabor. La luz disipa la oscuridad y nos ayuda a ver. Ambas hablan del rol que los cristianos deben tener en la sociedad; ambas son necesarias quizás ahora más que nunca.

Hasta hace poco, la perspectiva predominante en la cultura era más o menos una perspectiva cristiana del mundo; éste ya no es el caso: cuando vivimos nuestra fe plenamente, naturalmente tomaremos decisiones muy diferentes de las de la sociedad que nos rodea. Incluso cuando es difícil, la prioridad que le damos al llamado de Jesús debería ser evidente en cada aspecto de nuestra vida: nuestro concepto del matrimonio, la familia, las prioridades de nuestra vida, nuestra actitud hacia el trabajo o la escuela, la forma en la que tratamos a los demás y nuestra perspectiva del dinero. Al encarnar el "salazón" de la existencia cristiana, ofrecemos a los demás la oportunidad de considerar por qué vivimos de la manera en que vivimos; provocamos intriga. Ese interés abre oportunidades para hablar de Jesús y de nuestra fe católica. A pesar de sentirnos intimidados, a veces, recordamos que incluso San Pablo se acercó a la gente "débil y temblando de miedo", sin apoyarse en la "elocuencia del lenguaje", sino sólo en el conocimiento de Cristo crucificado (1 Corintios 2,1-4). A través de una presencia claramente atractiva, los primeros cristianos convirtieron un mundo pagano a Cristo. 

No podemos evangelizar el mundo si nuestra vida no es diferente de la del mundo: la sal deja de ser útil cuando pierde su sabor. Por eso, acojamos aún más las exigencias del Evangelio, viviendo nuestra fe con alegría y entusiasmo, para gloria de nuestro Padre celestial.

  1. ¿Alguna vez alguien ha notado algo diferente en ti debido a tu amistad con Jesús? ¿Cómo respondiste?

  2. Si alguien te preguntara por qué vives de la manera que vives, ¿te sentirías cómodo hablando de tu amistad con Jesús y de tu fe católica? Si no es así, ¿hay alguna forma de estar más preparado para hacerlo?

  3. ¿Hay algún aspecto de tu vida que el Señor te pida que cambies para adaptarte más a Él y menos al mundo?

St. Ann ParishComentario