Decimoquinto Domingo del Tiempo Ordinario

Decimoquinto Domingo del Tiempo Ordinario

Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu ser, y a tu prójimo como a ti mismo.
— Lc 10, 27

Dave Runyon y Jay Pathak, autores de "The Art of Neighboring", señalan en su libro que existe la tentación de que los cristianos tomen el mandamiento de nuestro Señor de "amar al prójimo" de manera vaga y genérica; dando como resultado un sentido general de bondad hacia los demás y el mundo, pero sin ninguna acción concreta para amar y servir a las personas que Dios ha puesto en nuestro camino. Por lo general, esto no se debe a la mala voluntad. Al estar demasiado ocupados o distraídos, a menudo no vemos las necesidades a nuestro alrededor. 

El sacerdote y el levita también tenían "buenas" razones para no detenerse: era un camino peligroso, tener contacto con el hombre herido los haría ritualmente "impuros", y además tenían que estar en otro lugar. En el samaritano vemos un ejemplo de estar dispuesto a sacrificar tiempo y dinero para ayudar. Mientras reflexionamos sobre esta parábola del buen samaritano, sería bueno examinar en qué aspectos nos podría estar pidiendo el SEÑOR que evaluemos nuestras prioridades para poder servir mejor. ¿A quién nos invita el Señor a amar más concretamente? ¿Cómo podemos asegurarnos de no ignorar las palabras del Señor por estar demasiado familiarizados con ellas? 

Ennie Hickman, un expositor católico, utiliza el ejemplo de un padre que le dice a su hijo que limpie su habitación. No quiere que su hijo memorice lo que ha dicho o que reúna a sus amigos para hablar de lo que puede significar la obligación de limpiar su habitación: ¡el padre espera que el hijo limpie su habitación! Este mandato de amar al prójimo "no es superiores a tus fuerzas ni están fuera de tu alcance" (Dt 30,11), sino claro y tangible. Como seguidor de Jesús, escucha sus mandato y "Anda y haz tú lo mismo" (Lc 10,37).

  1. ¿Quién es tu "prójimo"? ¿Quiénes son las personas que el SEÑOR ha puesto en tu vida a las que te llama a amar más concretamente?

  2. ¿Cuál es la dificultad más grande que enfrentas al servir a los demás? ¿Es el tiempo? ¿Te sientes demasiado abrumado por las necesidades? ¿Es por no saber dónde ayudar?

  3. ¿Qué podrías hacer este mes para amar y servir a alguien necesitado? Si no estás seguro de dónde empezar, considera usar la Encuesta del Ministerio de Santa Ana.

St. Ann ParishComentario