Quinto Domingo de Cuaresma

Quinto Domingo de Cuaresma

Y Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno. Vete y ya no vuelvas a pecar”
— Juan 8, 11

REFLEXIÓN

En varios puntos de los Evangelios se señala que la gente se "asombraba" de las palabras de Jesús (ref. Mt 7,28-29, 13,54; Mc 6,2; Lc 4,32). Uno de esos casos de asombro surge en el Evangelio de hoy. Los fariseos le tienden una trampa a Jesús. Según la ley romana, los judíos no podían matar a nadie. Pero según la Ley de Moisés, la mujer adúltera debía ser apedreada. Jesús evade su complot; pero la brillante respuesta de nuestro Señor no consiste sólo en ser más listo que los fariseos, sino en amar y redimir sinceramente a la mujer que tiene enfrente. Para los fariseos, esta mujer no es una persona, sino un instrumento del que se aprovechan. Pero con Jesús es diferente. El camino del mundo es utilizar a las personas. El camino de Jesús es amar y respetar el valor incalculable de cada persona. En este encuentro con Jesús, la dignidad y la belleza de la mujer son restauradas bajo su mirada misericordiosa. La orden de Jesús de "no volver a pecar" es una extensión de la restauración de su dignidad. Abandonar el pecado no nos limita, sino que nos permite disfrutar aún más de la vida en toda su abundancia. Lo que parecía la peor experiencia posible para esta mujer se convierte en un momento culminante: se encuentra con la Misericordia misma. En esta Cuaresma sigamos atentos a la invitación a encontrarnos con Aquel que es Misericordia; respondamos a la llamada a arrepentirnos y no pecar más. Una vez que hemos mirado a los ojos del amor, ¿cómo podríamos volver a las mentiras del mundo?


PREGUNTAS DE DISCUSIÓN

  1. ¿De qué manera vemos que el mundo utiliza a las personas? ¿Has experimentado alguna vez el dolor que se produce al ser utilizado?

  2. ¿Alguna vez has tenido una experiencia similar: donde pasar por algo que parecía insoportable en ese momento en realidad te acercó a Jesús?

  3. ¿Qué crees que escribió Jesús en el suelo (Jn 8, 6)?

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