Cuarto Domingo de Adviento/Navidad
En el desorden y la incomodidad de un establo en Belén, el Señor Jesús ha nacido hoy. Así también, en el desorden y la oscuridad de nuestras vidas, Jesús viene hoy. Él no se perturba por nuestra debilidad y pecados. No, ahí es precisamente a donde corre. Todos nosotros hemos caminado en la oscuridad en nuestras vidas, ya sea por el pecado, la adicción, las dificultades familiares, o cualquier número de cosas.
Hoy se nos proclama la buena nueva: hemos visto “una gran luz.” San Pablo nos dice que “La gracia de Dios se ha manifestado para salvar a todos”. Hoy Cristo ha venido, no como un guerrero poderoso con un ejército de ángeles para una batalla, sino como un niño débil y humilde. Y no solo eso, Él viene a nosotros en la apariencia débil y humilde del pan en la Eucaristía, para salvarnos y sanar nuestros corazones. No dejes que tu oscuridad te impida dar la bienvenida a Cristo. Más bien, recibámoslo y seamos alegres en la buena nueva: "hoy les ha nacido, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor."
¿Cómo le darás la bienvenida a Cristo en tu oscuridad esta Navidad?
¿Qué te impide recibirlo a Él y a Su misericordia?
¿Quién es una persona con la que el Señor te está llamando a compartir la buena nueva de la venida de Jesucristo?