30 Domingo del Tiempo Ordinario
Jeremías 31:7-9 | Salmo 125: 1-6 | Hebreos 5:1-6 | Marcos 10:46-52
“¿Qué quieres que haga por ti?” El ciego le contestó: ‘Maestro, que pueda ver’” - Marcos 10:51
Tu camino se convierte en el camino de Él
La historia de Bartimeo es un símbolo de nuestro viaje de la independencia a la entrega divina. Bartimeo, hijo de Timeo, estaba atrapado entre dos mundos: su antigua vida y la llamada de Jesús. Sin embargo, cuando Jesús le llamó, Bartimeo tiró a un lado su manto, un acto significativo que simbolizaba su decisión de dejar atrás su viejo mundo y abrazar la nueva vida que Jesús le ofrecía. Jesús incluso le da a Bartimeo la libre opción de continuar con su antiguo camino “Vete.” Sin embargo, Bartimeo “comenzó a seguirlo por el camino.” En este momento crucial, su camino se convirtió en el camino del Señor.
Al igual que Bartimeo renunció a su pasado por la libertad de seguir a Cristo, nosotros también estamos llamados a servir en nuestro ministerio con un corazón abierto a la voluntad de Dios. A menudo deseamos seguir nuestro propio camino, pero la verdadera libertad y la plenitud vienen cuando rendimos nuestra voluntad al Señor. Como nos recuerda San Pablo, “Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:7). Nuestra generosidad refleja nuestra confianza en la provisión de Dios y nuestro compromiso con su camino.
Esta semana, pregúntate: ¿A qué te estás atando que te impide vivir plenamente a la manera de Dios?