Domingo de Pascua

“Él nos mandó predicar al pueblo y dar testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que cuantos creen en él reciben, por su medio, el perdón de los pecados.” ~ Hechos de los Apóstoles

¡Aleluya! ¡Cristo ha resucitado! Qué noticia tan increíble y sorprendente deben procesar los discípulos: ¡Jesús vive! Después de una muerte tan horrible y traumática, y de entrar en las tinieblas del mismo infierno, la resurrección de Jesús entre los muertos declara que Cristo es el Señor verdadero del universo. "¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?" (1 Cor. 15:55).

Nuestra primera lectura subraya el sermón triunfal de Pedro, que celebra que Dios "no muestra parcialidad", sino que ha invitado a todos -gentiles y judíos por igual- a la familia de Dios. Por nuestro Bautismo, todos estamos llamados a transmitir esta Buena Nueva a todos con quienes nos encontremos. En nuestro Evangelio, oímos cómo María Magdalena, una discípula que había sido liberada de una posesión demoníaca (Lc 8:2), se asusta al ver el sepulcro vacío, y Pedro y Juan tienen que verlo con sus propios ojos. Con el tiempo comprenderían que Jesús era verdaderamente el Mesías, que no había venido a derrocar meros poderes políticos, sino el dominio del propio pecado. La muerte no es el final. Esto cambia todo.

Nuestra fe no es una mera leyenda, un cuento de hadas o una historia en una galaxia "muy, muy lejana". La muerte y la Resurrección de Cristo ocurrió en la historia hace 2000 años, y sus seguidores estuvieron dispuestos a ir hasta la muerte declarando esta verdad. Así que festejemos y alegrémonos hoy porque esta es verdaderamente la Buena Nueva: ¡Jesús vive!

Después de 40 días de Cuaresma, ¿cómo puedo ahora celebrar la alegría de Cristo en este tiempo de Pascua?

¿En qué partes de mi vida (heridas, lazos familiares o pecados habituales) quiere el Señor resucitar e infundir nueva vida?

¿Cómo puede nuestra familia compartir esta alegría del Señor con los demás?

Joseph BionatComentario