Decimotercer Domingo del Tiempo Ordinario

Decimotercer Domingo del Tiempo Ordinario

El que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios
— Lc 9, 62

Estar involucrado es un tema frecuente en nuestra cultura; nadie aplaude los esfuerzos a medias. Jesús piensa de la misma manera: "porque eres tibio, te vomitaré de mi boca" (Ap 3, 16). Sus palabras en el Evangelio de hoy pueden parecer duras o poco compasivas, pero el amor es exigente, y sabemos que Él es amor. Cristo nos invita a tomar una decisión definitiva de seguirle, una decisión que lo cambia todo. El Papa emérito Benedicto escribió: "Hemos creído en el amor de Dios: así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva." (Deus Caritas est, 1). El Hijo de Dios no sólo ha venido para mejorar la vida, sino para transformarla, y no solo quiere ser parte de nuestra vida: quiere ser el centro. ¿Somos capaces de repetir lo que dijo San Pablo: "Más aún, todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor" (Flp 3, 8)? Si no es así, ¿es acaso porque todavía no hemos tenido un verdadero encuentro con Jesús, en el que, con la plena certeza de su amor por nosotros, estamos decididos a esforzarnos por corresponderle? Este podría ser tu caso: considera asistir a un retiro o evento que te permita una mayor apertura al amor transformador de Dios, o haz una oración sencilla al Señor para que se manifieste ante ti. Tal vez sintamos que hemos encontrado a Jesús, pero nos cuesta vivir enteramente para Él: discierne la posibilidad de unirte a un grupo comunitario o a la dirección espiritual para que te apoye en tu jornada de discipulado. Aunque exige mucho a los que le siguen, Jesús nos hace esta promesa: "mi yugo es suave y mi carga liviana" (Mt 11,30). Procuremos comprometernos con esta gracia de Dios, sin dudar nunca en darlo todo a Aquel que nos lo ha dado todo.

  1. ¿Qué cosas crees que has tenido que "dejar atrás" para poder seguir a Jesús? Si aún no has decidido, ¿qué cosas tendrías que hacer para seguirlo?

  2. ¿Te parece que todavía no has encontrado a Jesús, o que te cuesta seguirlo completamente? ¿Qué podrías hacer para facilitar el seguirlo mejor?

  3. ¿Puedes ver las maneras en las que seguir a Jesús te ha dado un "nuevo horizonte y una dirección decisiva" en tu vida?

St. Ann ParishComentario